Bloodymary II

viernes, noviembre 10, 2006

No quiero ir al cole


Si hay algo que recordaré toda mi vida es la sensación de angusia que cada mañana me apretaba en la boca del estómago camino del colegio.

He revivido esa sensación esta misma mañana, cuando iba hacia el trabajo. Aunque presentía que no iba a ser un buen día (de hecho no lo ha sido)no me he acordado de esa angustia porque la estuviera sintiendo, sino por la escena que he presenciado:
Una mamá, mejor una supermamá, cruzaba la calle seguida de un coro de llantos y gritos de no quiero ir, que salían de las gargantas de los que debían ser sus hijos,cinco o seis de todas las edades. La sufrida madre, que no apenada -¿qué madre puede estar apenada de liberarse aunque sea por unas horas de esa jauría de crios?- empujaba un carrito, del que quería escapar un pequeño, que gritaba más que ninguno y luchaba por desatarse los sistemas de seguridad que lo sujetaban al carricoche, como los brazos de dos gárgolas. De su mano, un niño que tendrías tres años más que el de la silleta caminaba arrastrando los pies y gimoteando. La táctica de éste no era la de salir corriendo como la de su hermano el del carricoche, sino la de dar pena. ¿Quién no lo ha intentado alguna vez?. Llorar funciona muchas veces, incluso ahora de mayores.

Tras la madre, el carricoche y el niño lastre, caminaban a cierta distancia dos niñas y otro niño, que componían un cortejo de plañideras que podía oirse en toda la calle para vergüenza de la madre que era observada por algunos peatones, como una despediada, insensible. Pero pobrecita bastante tendrá ella con aguantarlos en casa.

Esta escena me ha recordado mucho a mi infancia. A nadie le gustaba ir al cole, para mi era un sufrimiento. Yo era una experta en excusas para hacer novillos (lo de fumarse las clases o hacer peyas, me parece una horterada). ¿Quién no ha roto un termómetro acercándolo a la estufa, o se ha cogido una pulmonía saliendo al balcón en ropa nterior en pleno invierno con el propósito de poder fingir una tiritona? Todos y ¿por qué?. Porque el cole era una mierda, para los que cogíamos el autobús era agotador (el mio hacía una ruta tan larga que sólo le faltaba pasar por lobosillo), pero lo peor eran los deberes. Nos hinchaban a deberes, yo recuerdo que pasaba más tiempo haciendo deberes que jugando, y no hay derecho. Cuántos domingos me habré acostado yo a las tantas haciendo los deberes que había ido dejando para el último momento del fin de semana.

Hay quien dice que trabajar es peor, las responsabilidades son peores, etc etc. Pero yo lo siento, no lo cambio, ahora mi tiempo libre es mio, y salvo algunas excepciones, ya no me mandan deberes. No me gustaba el cole.

lunes, noviembre 06, 2006

lunes...aarrgg


Sé que ya he hablado de esto otas veces, pero es que me afecta realmente...odio los lunes...Imploro palabras de aliento a quien pueda ayudarme...