Bloodymary II

viernes, noviembre 03, 2006

Desilusiones

Desilusiones, decepciones, chascos...éstas son palabras que definirían como han sido para mi los últimos días. Una decepción tras otra. ¿Hay algo peor que quedar decepcionado de algo a alguien? Sí, saber que has sido tú el que ha provocado la decpción. Pero éste no es el caso. En esta ocasión soy yo la que se ha llevado las decepciones. En ocasiones de gente allegada.
Tranquilos que no voy a aburriros con mis decepciones,prefiero pensar en cosas tanto o más decepcionantes que las que me han pasado,una especie de catarsis como cuando te duele una muela y piensas en un dolor más fuerte para olvidar el anterior dolor.

Que hay más decepcionante que llegar a la puerta del cine y ver que no quedan entradas para la peli que quieres ver, y que el resto son una mierda.
Que te tires ahorrando un mes para comprarte ese blazer que llevas viendo todos los días al salir del curro en el escaparate, y que no queden de tu talla.
Que anulen una cita o un viaje que te hace mucha ilusión en el último momento.
Que te rompas un codo el día antes de ir a esquiar.
Que te digan que tal o cual trabajo, del que te sientes orgullosa, es una mierda y no vale para nada.
Que no te den un trabajo, depués de hacer una entrevista brillante.
Que te dejen plantada.
Que te dejen.
Que alguien en quien confiabas habla de ti a tus espaldas
La gente sin personalidad que te dice una cosa hoy y mañana hace lo contrario.
Votar a inutil de Mtnez Bernal para que luego haga la mierda de oposición que hace.
Esperar frente a la tele que empiece House y que pongan un episodio repetido (esto es más propio de Antena 3).
Que España pierda en octavos (bueno eso me da igual).
Que Jesús Vazquez sea gay super gay


En fin no sé vosotros pero a mi pensar en cosas decepcionantes me ayuda

Sonaba de fondo Fecha Caducada de Los Piratas.

domingo, octubre 29, 2006

Comprar, un placer

Una de mis aficiones, es sin lugar a dudas, y a pesar de que a mi hermana le festidie tanto como que le arranquen un ojo, COMPRAR. Sí así es, me fascina comprar, el consumismo para mi es ya un modo de vida, y no me importa reconocerlo. Soy caprichosa, consumista compulsiva y no sé ahorrar.

Mi pasión por las compras no tiene límites y prueba de ello es que no sólo disfruto comprando ropa, que es lo que más me gusta (yo le daría el Píncipe de Asturias a Amancio Ortega, el de Zara, no a Fernando Alonso), sino que encuentro un placer ilimitado comprando cosas de primera necesitdad, me explico, de esas que en principio no tenían porque provocarme ningún tipo de satisfacción y que por el contrario despiertan en mi un cosquilleo increible. Disfruto igual comprándome un vestido de marca, que comprando una crema para los granos.
No es para reirse, pero confieso que me encanta comprar en las farmacias, a mi lo de ir a quejarme a la farmacéutica de turno de que me duele esto o aquello, que si tengo los labios muy cortados para que me recomiende un cacao, o un champú para la caída de cabello. Me flipa comprar cosas en la farmacia. Soy un negocio para la industria, yo no me limito sólo a la Lizipaína de turno, o el Espidifen, soy de las que pica y se lleva las toallitas desamquillantes que tiene en las farmacias de promoción junto a la caja. No lo puedo evitar, es entrar en una farmacia y volverme loca.
Como dice una amiga, "eso deberías mirártelo" y es verdad porque es que disfruto comprando leche en Mercadona. Parece que no, pero Mercadona es un flipe, que si la sección de las galletas, que si la de comsmética (aquí simpre pico, ya sea con un desodorante o con una crema anticelulítica). El caso es que yo me creo necesidades a partir de caprichos, es triste pero es así. Otros disfrutan jugando a la Play o viendo OT y yo comprando leche en Mercadona, qué pasa?.
Otra de las cosas que despierta en mi impulsos consumistas son las tiendas de manterial de oficina. Esas badejas de escritorio, los bolis de mil colores, las libretas A4, A5, cuadriculadas del 46, los marcapáginas de formas imposibles (el otro día vio unos con forma de camión!).Me vuelvo loca con los gusanillos para encuadernar.
El problema es que me encanta comprar cosas inservibles, y que luego nunca utilizo. Y cualquier excusa es buena para dejar temblando la visa, que si necesito unas medias para la boda de esta noche, pues aprovecho y me llevo unas braguitas reductoras y un sujetador sin tirantes, que es igual que el que tengo en casa en el cajón de las bragas, pero que por un ataque intencionado de amnesia se me ha olvidado que tenía. Dios, es patetético pero es una enfermedad de difícil cura. Exijo que creen una clínica de desintoxicación para consumistas. Ya