Bloodymary II

miércoles, diciembre 20, 2006

La cena de nochemala

Yo no sé vosotros pero yo ya estoy con una ansiedad terrible ante la llegada del 24 de diciembre, full, full, full.

Ese día en mi familia debería de llamarse nochemala y no nochebuena, porque un mal rollo que te cagas inunda a todos los miembros de mi numerosa familia y las suspicacias hacen acto de presencia volviendo tenso hasta el más mínimo "pásame el pan".Yo no se el resto de la gente pero yo lo paso mal en nochebuena, y creo que la razón está en el hecho de que por obligación por ser nochebuena hay que juntar en torno a una mesa toda una familia. Vale que cuando mis abuelos eran jóvenes, pues bueno, pero ahora que tienen ochentaytantos, la familia ha crecido un poco y somos ya más de 20, entre tios abuelos, nietos primos.Y no se puede juntar a tanta familia por obligación porque los roces están al orden del día.

El otro tema conflictivo es el alcohol. Todo el mundo bebe en nochebuena, pero es que en mi nochemala siempre hay alguien que se pasa con el orujo y claro con la tensión que hay saltan chispas y al final se lía.

El último año conseguimos por lo menos todos los miembros de la familia acabaran la cena sentados, ya que en años anteriores alguno se había ido de la mesa rebotado, con lo que algo es algo.

Yo esta tensión, y mi hermana y mi madre igual, la vivimos especialmente alteradas, porque esta situación pone a mi padre especialmente nervioso lo que hace que nosotras por ende nos pongamos más nerviosas todavía.

Menos mal que al margen del pariente que le da a la sidra el gaitero, la criticona de turno que dice que la pularda está poco hecha y la sopa sosa, están mis primos y mi hermano que por lo menos sacan la parte cómica de la situación y nos hacen reir un rato que si no ganas me dan de casarme, ponerme a tener hijos como una loca y que cenemos ya en mi minifamlia de papa, mamá y hermanos y conseguir así librarme de las nochemalas de la gran familia.

Del tema de los regalos no hablo, porque desde la barbie no me hicieron ni un sólo regalo que mereciera la pena.